Desde 1503 el famoso lienzo “La Sonrisa de Monalisa” elaborada por el afamado artista Leonardo da Vinci ha sufrido un interminable rosario de agravios. 

La pintura ha padecido todos los pesares imaginables: un robo en 1911, intento de robo por los Nazis en la Segunda Guerra Mundial, dos ataques con ácido en la década de los 50, una pedrada de un espontáneo en los 60, una intervención con un spray rojo en la gira japonesa de 1974, una quemadura después de que le arrojaran un té ardiendo en 2011.

Después de estos ataques, los conservadores del Museo del Louvre decidieron aumentar las medidas de seguridad de la obra todavía más y sustituyeron el cristal protector, que había demostrado no ser efectivo al 100%, por otro blindado a prueba de balas. 

Esta nueva protección ha logrado que los ataques posteriores como el de la mujer que arrojó pintura roja sobre la tabla para protestar contra la política del museo, y el nuevo ataque con un pastel  no permitieran que la pintura fuera dañada. 

Algunos de los daños que ha sufrido pueden apreciarse a simple vista. 

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